sábado, 9 de octubre de 2021

de sentirse ridícula en aquella terraza

(2017)


Dos cafés siete cigarros
en la terracita del dominicano.
Y este temblor en las manos
que yo sé que no es en las manos,
que más adentro,
pero que mis manos lo cuentan.
Y sé que no es el café,
que adentro
que más
espeso que el café.

Érase yo desayunando en la terracita del dominicano.
Con toda la pena honda de que un chico no me llama.
Entonces la vejez,
creo que de eso venía a hablaros:
la vejez en dos ancianas
contándose cosas en la mesita de al lado
porque necesitan contarse cosas
(porque aún les pasan),
porque necesitan tener algo que contar porque la vejez,
seguro que te mata.



- Pendientes falsos,
mira,
que está el barrio muy malo.
Han robado a Isabel
en su mismísima casa.
''No me empujes que no puedo abrir la puerta'',
le dijo al chiquito de la navaja.
Y cuando me canso
me los quito.
Porque me aprietan.

/


La vejez ha salido esta mañana
(de acumular yo cafés y estar llorando porque un chico no me llama)
a comprar naranjas.
Porque necesitaba naranjas porque necesita
necesitar algo.


- Ochenta y tres, en noviembre.
- Pues se te ve muy bien.
- Pues no te creas.


La vejez son dos señoras
que están aquí sentadas a mi lado
y que son bastante iguales pero que a mi edad
tenían cara.
Cada una la suya.
Y que ahora tienen perritas
(que las necesitan para bajar a hacer pis, y caca),
y naranjas.


Veréis, es que esta mañana
yo tenía fuerte que llorar
porque un chico no me llama.

Porque un chico,
no me llama porque un chico no me llama.

Y porque he soñado que este chico
se fugaba
en una fuga de serie norteamericana
con otra que no era yo, norteamericana.

Veréis, cuando me he despertado
me ha contado el whatsapp
que esta noche se ha muerto el último hermano de mi última abuela.

Pero ganas de llorar
porque
el tipo
no
me
llama.





domingo, 9 de julio de 2017

Os lo voy a contar todo

(no seas mentirosa).

Bondage romanticón

Has guardado la compra en la nevera,
he juntado el ron con unos hielos,
has respondido los whatsapps y
yo finjo interés contra los lomos
de tus libros.

Ahora,
voy a intentar entenderte los pechos.
Y a bebérmelos.
Y quiero que tú entiendas mis muñecas.

Vamos a amarrarnos al momento
y a gemirle afónicas al cuero.
Enséñame las palmas de tus manos.
Vierte cada forma tuya de ser agua
en cada forma mía de ser cuenco.

Y acabemos de una puta vez con ésto.
Démonos la mano para echar
por la ventana este posible
como mantis sin hambre
crudas y saciadas, satisfechas.

Te propongo un bondage romanticón
y una petite mort bastante tocha.





domingo, 13 de septiembre de 2015

di un olor.

Que apenas tengo un olor, dijiste.
Yo quiero tener un olor.
Uno lo suficientemente mío y lo suficientemente de otras
que haga que te gires en la calle porque de repente
AY
y entonces yo
sin cuerpo y en mitad de tu camino
(valiente hija de puta)
oliendo a, UH,
con un olor que sea volver a alguna casa,
ésta que soy yo y que llevo a cuestas
como un caracol.

Tenía una amiga, Paula.
Paula tenía un olor que era el olor de su casa.
La ropa que me dejaba Paula era llevarme a Paula. Quedármela.
Me enamoré de su madre, y de su padre también. Un poco
(porque yo a la edad de apenas tener años,
ni olor,
ya era muy de enamorarme de la gente con montones de años).
Los abrazos que me daba Paula eran como unas llaves
haciendo clín clín clás hasta su casa. Hasta sus padres.

Tú también tienes un olor
muy tuyo
y un poco de otra gente.
A veces estoy caminando y de repente,
AY, AY. UH.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

muertos de sangre

Esta noche he hablado con los muertos.
Grandes, profundos, afilados.
Tallándome amenazas en la panza
cosiéndome las faltas que he faltado.
Muertos de sangre usando nombres de árbol.
Y arrugaban con pezuñas mi garganta
Para impedir que me saliera el aire.
Casi me ahogo, de dentro, incapaz de deshacerme del aire.
Toda esta vida que yo sí pero ellos nada.
Me estaba ahogando.
De no poder gritarle a la muerte de mi padre.
Quiero gritar gritarlo todo.
Mi abuela era una vieja de doce años
¿no me reconoces?, preguntaba.
Media melena oscura tez morena silueta delgada
¿no me reconoces?
¿no reconoces a tus muertos de infarto
A tus muertos de alcohol
de navaja
de tos
de bien mal curado?
Esta noche he hablado con algunos muertos largos
con algunos muertos tiernos y con muertos que he matado.

La taza dice Bonjour!, la puta taza.
Inflada hasta el filo de cereales y fantasmas.